Jordan Belfort,
el lobo de «Wall Street», ya tiene sucesor. Se llama Mohamed Islam, es
del barrio neoyorquino de Queens y aún no ha cumplido los 18 años. Según
desvela en su edición del lunes «New York Magazine»,
el chaval ha amasado una fortuna de 72 millones de dólares (unos 56
millones de euros) invirtiendo en la bolsa durante sus recreos y horas
de comer.
El joven estudiante de secundaria del instituto Stuyvesant,
cuyos padres proceden de la región de Bengala, al noreste de India, se
inició a la tierna edad de 9 años con pequeñas inversiones en el
comercio del petróleo y el oro. Con el tiempo, empezó a diversificar y a
comprender los entresijos del mercado financiero. Según desvela en la
entrevista de «New York Magazine», su ejemplo a seguir es Paul Tudor
Jones, fundador de Tudor Investment Corporation, una empresa de gestión
de activos privados y fondos.
A lo largo de la entrevista, Mohamed explica cómo ha
amasado esa increíble fortuna. Al parecer, un año después de comenzar a
invertir con la acción a penique, el joven decidió diversificar guiado
por su primo. Poco a poco la pasión por los mercados financieros y por
hacer dinero fue aumentando. «¿Qué
hace que el mundo gire? El dinero. Si el dinero no fluye, si las
empresas no siguen adelante, no hay innovación, no hay productos, no hay
inversiones, no hay crecimiento, no hay puestos de trabajo.» En
su perfil de LinkedIn, el estudiante ya había relatado que durante los
recreos se dedicaba a realizar análisis técnicos para especular en los
mercados y buscar oportunidades.
Según el «New York Post», pese a su abultadísima cuenta corriente sus padres no le permiten abandonar el domicilio familiar en Queens. «Mi papá ahora no trabaja, así que yo ayudo con mis actividades.
A él no le gustan mucho las finanzas, dice que con lo que yo hago ya es
suficiente. Mi mamá es escéptica respecto a los mercados, aunque como
ven que soy bueno en esto, ¿por qué no?»
Pese a que de momento no ha abandonado el nido familiar,
Mohammed lleva una vida lujosa que no duda en mostrar a través de las
redes sociales: fiestas, partidas de póquer, bailes con chicas
espectaculares y cenas con los amigos en Morimoto, en la 10 avenida,
donde se han dado festines con caviar de más de 300 euros, regados con
zumo de manzana. En la entrevista con «New York Magazine» se negó a
detallar su patrimonio exacto, aunque admitió que estaba en lo «alto de
las ocho cifras». Sí
desveló que se había comprado un BMW, aunque aún no tiene permiso de
conducir, y que había alquilado un apartamento en Manhattan.