Una vez una persona le preguntó a John D. Rockefeller, “¿Cuánto dinero es suficiente para usted?” “Sólo un poco más”, respondió. En esa época, él era uno de los hombres más ricos del mundo.
Los que han escuchado esa historia y la respuesta
de Rockefeller, por lo general se dividen en dos grupos: unos piensan que es
una persona codiciosa y avara (“¡Tiene tanto dinero que no sabe qué hacer con
él!”) los otros piensan que es un pragmático honesto (“Bueno, sólo está
diciendo la verdad: aunque uno sea rico, siempre es agradable tener un poco
más”).
¿No nos encontramos todos, de vez en cuando, pensando: “Necesito más
dinero”? No hay nada de malo en buscar la seguridad financiera; pero, ¿cuánto
es suficiente? Una cosa es si está calculando el precio de una casa de vacaciones
en Florida y se siente frustrado porque no tiene lo suficiente para comprar
también un Ferrari.
Otra cosa es si ha perdido el empleo y no puede pagar las
cuentas, y tiene dificultades para llevar los alimentos a la mesa. Este es un
tema complicado; no es fácil distinguir correctamente entre las necesidades
reales y la codicia egoísta. ¿En realidad usted necesita más dinero? Quizás sí,
o quizás no. Cuando se trata de asuntos financieros, el mejor consejo viene de
Jesucristo; nuestro Salvador dijo una vez: “No os hagáis tesoros en la tierra,
donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan; sino
haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde
ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará
también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21).
De acuerdo con Jesús, muchas personas
le dedican una enorme cantidad de tiempo y de energía a la búsqueda de un
tesoro terrenal y de seguridad financiera, pero ¿para qué? Al fin y al cabo, si
no lo determina: una mala situación económica general, o una decisión
equivocada, o un desastre
Imprevisto,
sin duda el tiempo lo hará: no podrá llevar nada con usted. Eso hace que el
cielo sea la única inversión que vale la pena. Y esta es la gran noticia:
Jesús: vivió, murió, y resucitó, para darle todo el tesoro celestial a usted.
Lo que él le ofrece gratuitamente es la paz con Dios, ahora y por siempre.
Ponga su confianza en Jesús y halle en él verdadero tesoro y la seguridad
eterna.
¿Qué más se necesita? Además, los cristianos saben que Dios siempre
proveerá. Tenemos su Palabra, que nos promete: “No os angustiéis, pues,
diciendo: “¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”, porque los gentiles se
angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33). ¿En realidad necesita más
dinero? Usted no tiene que responder a esa pregunta; ponga su confianza en
Cristo, busque primero su reino y su justicia, y deje que él la responda por
usted
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