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Vencer al Azar

Juan Carela

El amor y el interés se fueron al campo un día y trajeron yuca, batata y mucha yautía.


El amor y el interés en el campo.

Un día soleado, el Amor y el Interés decidieron salir al campo en busca de algo especial. Llenos de entusiasmo, emprendieron su camino hacia la naturaleza, con la esperanza de encontrar ingredientes que enriquecieran su amistad.

Mientras caminaban, el Amor miraba a su alrededor con admiración. "Mira qué hermoso es todo aquí", dijo, señalando las flores que danzaban al viento. El Interés, en cambio, miraba con atención los terrenos fértiles, pensando en la cantidad de yuca, batata y yautía que podrían recolectar.

—Vamos a buscar lo mejor —propuso el Interés, ya con la mente en las delicias que podrían preparar.

Al poco tiempo, llegaron a un campo lleno de yuca. El Amor, emocionado, comenzó a cavar con las manos, sintiendo la frescura de la tierra. "Esto es tan gratificante", exclamó, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

El Interés, sin embargo, ya pensaba en el valor de cada tubérculo que recogían. "Cada yuca que encontramos puede darnos una buena cena", dijo con un brillo en los ojos. Aunque estaba contento de ayudar, su enfoque era más pragmático.

Continuaron su camino y pronto encontraron batatas de un color naranja vibrante. Amor las miró con ternura. "Son como pequeños soles que nos llenan de energía", comentó, mientras el Interés ya imaginaba cómo las podría vender en el mercado.

Finalmente, llegaron a un rincón donde crecía la yautía. Amor, al ver su belleza, se detuvo a contemplar. "Cada raíz tiene su historia, su esencia", reflexionó, mientras el Interés ya planeaba cómo hacer un delicioso puré.

Después de un día de trabajo, llenaron sus sacos con yuca, batata y yautía. Mientras regresaban, el Amor comenzó a hablar de cómo cada uno de esos alimentos podía unir a las personas en la mesa.

—Cuando cocinamos juntos, creamos recuerdos —dijo el Amor con entusiasmo.

El Interés, por su parte, sonrió, pero su mente seguía en los números y las ganancias. "Sí, pero también hay que pensar en el beneficio que podemos sacar de esto".

Al llegar a casa, Amor decidió preparar una cena con todos los ingredientes que habían recolectado. Con cada corte y cada mezcla, comenzó a sentir que, a pesar de sus diferencias, juntos podían crear algo hermoso.

Esa noche, al sentarse a la mesa, el Amor sirvió la comida con cariño. El Interés, al probar el platillo, se dio cuenta de que había algo más valioso que las ganancias: el calor de la amistad y los momentos compartidos.

Desde ese día, Amor e Interés aprendieron a equilibrar sus visiones. El campo les había enseñado que, aunque eran diferentes, juntos podían cultivar tanto el cariño como el éxito.

Y así, entre risas y platillos deliciosos, el Amor y el Interés encontraron su lugar en el mundo, siempre listos para regresar al campo en busca de más y más historias que contar.

Cristo Viene Ya

««Los pensamientos de una persona en los cielos, hablan más fuerte que sus obras en la tierra». Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. La persona que ora tiene que tener la absoluta convicción de que Dios escucha sus plegarias y de que el Eterno puede hacer todo lo que desee cada vez que lo desee. .

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