Hace ya varios años, en mi último curso
de instituto, realicé un trabajo final en psicología que debía tratar
sobre la personalidad de algún personaje histórico, como escritores,
actores, pintores, políticos… Pero no iba a sumergirme en ninguna
personalidad de estas con la que no iba a disfrutar haciendo el trabajo,
y me llevó a buscar algo, cómo no, relacionado con el deporte.
Así, la figura perfecta para ello sería Michael Jordan, deportista considerado como el mejor de todos los tiempos y con una personalidad bastante peculiar. Desde entonces me volví fanático de este jugador, se ganó todos mis respetos.
Y es por ello por lo que realizo este
artículo. Tenía ganas de recordar y recopilar lo mejor de aquél trabajo
por el que desde entonces considero a Jordan el mejor ejemplo a seguir,
tanto en lo deportivo como en lo personal, aún sin haber podido disputar
de su juego por mi edad… Hoy, en “Más allá del baloncesto“, vamos más allá con Michael Jordan, haciendo un pequeño resumen de su vida y sus mejores declaraciones.
¿Quién es Michael Jordan?
Tal y como recita Wikipedia, Michael Jeffrey Jordan, nacido en Nueva York el 17 de febrero de 1963, es un ex jugador profesional de baloncesto que en la actualidad, es el propietario de los Charlotte Hornets, franquicia de la NBA.
Está considerado por la mayoría de aficionados y especialistas como el
mejor jugador de baloncesto de la historia. Se retiró definitivamente en
2003, tras haberlo hecho en dos ocasiones anteriores, en 1993 y 1999.
Ganó 6 anillos con los Chicago Bulls (1991, 1992, 1993, 1996, 1997 y 1998) siendo el MVP de todas las Finales, promediando 30’1 puntos por partido
en toda su carrera, el mayor promedio en la historia de la liga.
Además, también ganó 10 títulos de máximo anotador, 5 MVP de la
temporada (1988, 1991, 1992, 1996 y 1998), nombrado en el mejor quinteto
de la NBA en 10 ocasiones, en el defensivo 9 veces, líder en robos de
balón durante tres años y un premio al mejor defensor de la temporada
(1988). Desde 1983, ha aparecido en la portada de la prestigiosa revista
deportiva Sports Illustrated en 50 ocasiones, todo un récord, además de ser nombrado “Deportista del Año” en 1991 y “Mejor atleta del siglo XX” por ESPN. Además, formó parte del Dream Team en Barcelona 1992, y consiguió en Juegos Olímpicos dos medallas de oro.
Jordan tiene dos hermanos mayores, Larry y James, y dos hermanas, una mayor (Delores) y otra pequeña (Roslyn). En septiembre de 1989 se casó con Juanita Jordan, con quien tuvo dos hijos, Jeffrey Michael y Marcus James, los cuales asisten a Loyola Academy en Wilmette (Illinois), un instituto privado donde ya apuntan maneras en el baloncesto.
Comienzos de niño
Jordan siempre ha afirmado que sus padres eran, son y serán sus héroes. Cuando era niño se mudaron a Wilmington (Carolina del Norte), y acudió en primer lugar a la Ogden Elementary School y después a Trash Junior High School.
Su padre nunca se imaginó que su hijo
llegara tan alto, y él dice que así fue mejor, porque si lo hubiera
sabido, le habría presionado demasiado y lo habría estropeado todo. Dejó
que todo sucediera de manera natural, mientras que la madre siempre lo
apoyaba y siempre estaba ahí, era su refugio y a la vez su motivador
personal.
Su competividad se mostraba ya desde
pequeño cuando jugaba unos contra unos con su hermano mayor Larry,
mostrando su instinto de querer ganar siempre. Esto lo trasladó en su
etapa de instituto, asistiendo a la preparatoria Emsley A. Laney donde empezó a jugar al baloncesto, béisbol y fútbol americano.
Al no tener la altura adecuada (1’80 metros), el equipo de basket lo rechazó. Ese día cuenta que que se quedó “atontado”,
que vio un dolor que se le quedaría para siempre. Su madre, como ya
hemos dicho, estuvo ahí para consolarlo y animarlo para que no se
desilusionara en sus primeros intentos baloncestísticos.
Practicó duramente y al año siguiente
gracias a que creció 10 centímetros, pudo entrar. En su época juvenil,
la persona que más le influyó fue su entrenador personal Clifton Herring, quien le recogía a las 6 de la mañana para entrenarse más que los demás. Palabras suyas: “No me paso tres horas sudando cada día sólo para descubrir qué se siente al sudar… ’’.
A todos estos inconvenientes su padre los denominó “unos cuantos tropiezos para que él valorara lo que al final obtendría“. Y ya empezó a obtener sus frutos, promediando en Laney High un triple-doble (29,2 puntos, 11,6 rebotes y 10,1 asistencias).
Salto a la Universidad
Al recibir una beca de la Universidad de North Carolina
en 1981 para especializarse en Geografía, esta trabajó mucho por
ocultarlo porque no era aún muy conocido y querían mantenerlo así. Ellos
sabían que se encontraban con un jugador que iba a conseguir todo en un
futuro, una persona especialmente cualificada. Además, el equipo de
baloncesto de esta universidad estaba entre los de la élite, liderados
por James Worthy, e iba a estar difícil que jugase. Pero eso fue todo un reto para él: “Les voy a demostrar que puedo jugar”.
Perder le empezó a molestar mucho, se convirtió en su mayor odio. Tras una racha de derrotas en los llamados Tar Heels,
por su aplomo y astucia comenzó a demostrar sus mejores habilidades y
se fue ganando un sitio en la pista, tanto que acabó siendo el mejor en
su primer año, reconocido con el premio Freshman of the Year.
Trabajaba en verano no sólo para mejorar
su físico, sino también para ganar confianza en sí mismo. Su voluntad de
trabajo era mayor que la de los demás jugadores, y se preocupaba, según
su entrenador por aquél entonces Dean Smith, más por
ti como persona, y eso trascendía en la cancha con los compañeros. Así,
en la siguiente temporada fueron campeones de la NCAA ante los Georgetown Hoyas de Patrick Ewing con canasta ganadora en suspensión del propio Jordan.
Pasó tres años como universitario llevándose numerosos premios y reconocimientos, y se presentó al draft de 1984 donde fue seleccionado en tercera posición tras Hakeem Olajuwon (Houston Rockets) y Sam Bowie (Portland Trail Blazers).
Pero no piensen que abandonó los estudios ante su inminente llegada a
la NBA, pues en 1986 volvió a estudiar para graduarse finalmente en
Geografía.
Carrera profesional: inicios en la NBA
El salto a la NBA fue un simple avance para él: “Es el momento de continuar al siguiente nivel y cumplir con un nuevo desafío”.
Siempre tenía la necesidad de apelar de sí mismo una norma más allá de
él. Él era el que se obliga, el que se exigía más que nadie.
El primer año que vivió en Chicago lo pasó junto a su madre, la cual se trasladó por voluntad propia: “Lo hice para asegurarme que mantuviera la cabeza en su lugar”. Michael tenía talento natural, pero su forma de ser le obligaba a trabajar mucho para pulir sus habilidades como si fueran “piedras preciosas”.
Carrera profesional: Metas
Su meta principal fue llegar a ser el
mejor haciendo las cosas paso a paso, ya que no concebía otra manera
para lograr las cosas: “Si cumples con el trabajo obtienes recompensas. En la vida no hay atajos”.
Siempre se ha propuesto metas a corto
plazo, metas realistas concentrando toda su atención en ellas, y
afirmaba que cada meta era lograda en función de haber cumplido con los
pequeños objetivos que hay que conseguir durante el camino hasta llegar a
la meta última y más importante: “Cada pequeño triunfo me hizo ganar un poco más de confianza. Este sistema se podría aplicar a cualquier actividad”.
Esto lo comparaba con un rompecabezas: “Todos
los pasos preliminares son como las piezas de un rompecabezas. Al
unirse forman una imagen. Si éste llega a completarse, has logrado tu
propósito. Si falta una pieza no te desanimes. No todos pueden completar
la imagen, pero si se convertirá en uno de los mejores, en hombre de
éxito. Sólo podemos vencernos a nosotros mismos y esto es lo primero que
se debe hacer”.
Y así, después de varias temporadas sin
éxito en equipo pero sí con éxitos individuales, se forjaría la leyenda
que es actualmente. Con la cabeza centrada y con mucho trabajo y
sacrificio extra, demostró sus enormes cualidades y aptitudes y en su
año rookie promedió 28’2 puntos acertando el 51’5% de los tiros de campo.
En su segundo curso, una lesión en el pie le hizo ausentarse durante la regular season, y ya en playoffs volvió para agenciarse de la mayor puntuación en un partido de postemporada con 63 puntos. Fue ante los Boston Celtics de Larry Bird que revalidaron el título en aquél 1986, y el alero declaró ante la asombrosa actuación: “he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto“.
La tercera temporada de Jordan forjó al único jugador junto a Wilt Chamberlain que anota más de 3000 tantos en una temporada, y ya en su cuarto año, con una media de 35 puntos, alzó su primer MVP de regular season y el reconocimiento al mejor defensa de la liga,
con promedios de 1’6 tapones y 3’16 robos de balón. Sin embargo, los
Bulls aún no lograban acechar el anillo con la sombra de los Bad Boys en los Detroit Pistons de uno de los mayores “enemigos” de Jordan, Isiah Thomas.
Carrera profesional: Temores
Al pensar en las consecuencias, Michael cree que siempre se piensa en un resultado negativo: “Si acepto cualquier reto siempre pienso que lograré el éxito. Jamás pienso en lo que sucederá si fracaso”. Su miedo al fracaso decía que “surge
de la confusión o al pensar en la posibilidad de obtener un resultado
negativo; puedes tener miedo de quedar mal o de hacer el ridículo“.
Para Jordan, el temor no era más que una ilusión: “Si
logro algo en la vida, tiene que ser agresivo. Nada sucedería si no
saldría a la calle y luchara por alcanzar mi meta, siendo pasivo. Parece
que hay un obstáculo en el camino pero en realidad no existe. Lo que si
existe es la oportunidad de hacer el mejor esfuerzo y obtener éxito”.
Si su mejor esfuerzo no es suficiente, no tendría que mirar atrás y
decir que tuvo miedo de intentarlo. Por lo tanto, el fracaso siempre le
ha fortalecido para la siguiente prueba. “Cada vez que intento algo y fallo me acerco a la respuesta correcta”. Además, Michael Jordan ha manejado bien la fama y el éxito, pues ha usado su poder no para elevarse a sí mismo, sino “para extenderse en sí mismo“.
Así, desde que llegó el “23” en la temporada 1984/1985 a los Bulls, estos clasificaron siempre a playoffs, dejándonos actuaciones y momentos para la historia como “The Shot” frente a los Cavaliers de Craig Ehlo. Pero perdieron tres veces seguidas en Primera Ronda, una Semifinal de Conferencia con los Pistons y dos Finales de la NBA frente a la franquicia de Michigan, la cual había instaurado el llamado Jordan Rules:
posicionar dobles o triples defensas al escolta cuando tenía la
posesión del balón. El temor de no lograr un anillo se apiadaba de
Jordan.
Carrera profesional: Los desafíos
Ante las situaciones difíciles, Jordan
trataba de situarse mentalmente en un lugar familiar, relajándose y
tranquilizándose. Así, al hacer un tiro o una jugada difícil y con
presión, para él sería un mero entrenamiento lo cual había hecho un
montón de veces. “Si usted ha hecho todo lo necesario, el resultado
no estará en sus manos, independientemente de que la presentación le
guste o no a los clientes, eso depende de ellos”. Jordan aceptaba el fracaso, pero no que no se intentaran las cosas.
Los contrarios difíciles eran un desafío y
motivación para él, le hacían trabajar más. Michael provocaba a sus
contrincantes para que sean mejores: “Si no levantas tu nivel para
competir conmigo, te voy a dominar por completo y voy a decirte
tonterías y a hablar de ti mientras te domino. Esto lo hago pero con
cuidado de no rebasar la línea”. “Para mí es más fácil jugar como visitante porque se espera que pierdas. Ése es un desafío y me anima”.
Esto a la postre se tradujo en problemas e intentos de desacreditarlo,
pues aficionados, prensa y los propios jugadores veían que con esa
actitud el posible mejor jugador de la historia se iba a quedar en un
simple jugón de muchas habladurías y sin anillos.
Así, con un Michael totalmente enfurecido
y motivado ante la presión mediática, Chicago lograría su primer título
desde 1975 en la temporada 1991, habiendo aplastado a los Pistons en la Final de Conferencia en cuatro encuentros invalidando por completo la Jordan Rules con un juego en equipo muy mejorado, y batiendo a los Lakers de Magic Johnson en cinco juegos de la Final. Mítica la jugada del rectificado “The Move“:
Al año siguiente repetirían título venciendo en la final por 4-2 a los Portland Trail Blazers de Clyde Drexler, y los Bulls finalizaron esta etapa gloriosa con su primer “three-peat“. Jordan no consiguió su tercer MVP seguido por culpa de Charles Barkley, su rival a posteriori en las Finales ante los Phoenix Suns, y esto fue un plus de motivación para cosechar su tercer anillo consecutivo en seis partidos.
Un claro ejemplo de los desafíos que asumía Jordan con sus rivales de estimulantes fue el encuentro ante los Washington Bulltets de la temporada 1993, donde LaBradford Smith
le propició 37 puntos. En el siguiente enfrentamiento entre ambos, un
compañero de equipo lo retó para que se vengara anotando lo mismo en la
primera parte, y sin dudarlo, Michael aceptó, y consiguió 36 tantos en
los dos primeros cuartos para finalizar con 47 puntos, dejando a Smith
en 15: “No estaba enojado, sólo lo tomé de forma personal. Quería reivindicarme”.
Carrera profesional: Trabajo en equipo
“Los partidos se ganan con talento, pero los campeonatos se ganan con trabajo en equipo e inteligencia”. Jordan afirmaba que “nuestra
sociedad tiende a convertir los niveles individuales en éxito en
cuestión clamorosa, sin considerar el proceso en su totalidad“.
“Si usted no pone a cada pieza en su
lugar, particularmente en las bases, de nada sirve la idea. Domina una
tendencia a ignorar o faltar al respeto a las partes que permiten el
funcionamiento del todo”.
Este compañerismo y trabajo en equipo lo consiguió el entrenador Phil Jackson,
con el que empezaron a ganar campeonatos. Cada uno tenía un rol que
desempeñar, sus responsabilidades y capacidades, y así emprendió a uno
de los mejores equipos de la historia con Scottie Pippen, Horace Grant, B.J. Armstrong, Bill Cartwright, John Paxson y el propio Jordan, entre otros.
Carrera profesional: Lo básico
Jordan siempre ha dicho que “en
el instante mismo que uno se aleja de lo básico, los cimientos se
debilitan hasta derrumbar toda la estructura. Pero al no saber cómo
aplicarlas a una situación particular, ¿de qué les sirven? ¿Para qué
sirve memorizar los libros si no se aprende nada?”.
“A muchas personas no les interesa
este tema. Buscan buenos resultados, instantáneos, y deciden saltarse
unos cuantos escalones; llegará un momento en que todo quedará al
descubierto”.
Michael decía que cuando logras
comprender el uso de los ladrillos, por ejemplo, comienza a comprender
cómo funciona todo el proceso de construcción, permitiéndole obrar
inteligentemente: “Para aprender a triunfar primero tienes que aprender a fallar. De esta manera alcanzarás el éxito”.
Así se demostró tras seis años en activo con Chicago pero de sequía,
hasta que logró tres anillos seguidos, y también cuando cometió el error
de retirarse y probarse en béisbol.
Primera retirada: carrera en béisbol y los vicios
Tras tantos años de éxito, Michael sentía
la necesidad de apartarse por un tiempo para descansar, y decidió
anunciar su retirada el pasado 6 de octubre de 1993. Además, el asesinato de su padre en julio de ese año, le hizo cumplir una promesa al que él llamaba “su mejor amigo”: el béisbol.
Esta década de los 90, al margen del baloncesto, Jordan comenzó con adicciones como el póker, lo que le hizo perder mucho dinero. Como consecuencia, tras fracasar al no dar todo de sí mismo con el bate junto a los Chicago White Sox, quienes les mandaron tras solo 17 encuentros a su equipo afiliado en las ligas menores (Birmingham Barons); y verse potenciado sus vicios al estar lejos de las canastas, se replanteó sus ideas: “Empecé a echar de menos el baloncesto. Fue el béisbol mi época para evaluar mi dedicación al basket”.
Pero el gran Michael nunca olvida sus
principios. Este tiempo fuera de las canastas le sirvió de crecimiento
personal y madurez, demostrándolo en su regreso posterior a la NBA,
donde realizó sus momentos más emocionantes aún si cabe.
El regreso a la NBA
Regresó el 18 de marzo de 1995 diciendo en rueda de prensa simplemente: “He vuelto”.
Con 35 años, tras lo que el llamó un descanso mental, decidió volver
por extrañar a sus queridos y a la atmósfera que crea la mejor liga de
basket.
Afirmó que el sólo disfrutaba del juego: “Todo es diversión. Durante nueve años seguidos jugué por diversión. Se dio que ganáramos campeonatos”. Por eso, sólo quería regresar para volver a disfrutar.
Pero también tuvo duras críticas por continuar jugando a esa edad, a las que respondía lo siguiente: “Eso
les demuestra a los incrédulos y a mucha gente, que la fortaleza mental
y el corazón son aspectos más fuertes que alguna de las ventajas
físicas que puedas tener. El deseo siempre va a estar ahí, porque si no
lo está, significa que no había amor por el juego“.
En su primera temporada tras el parón llevó a los Bulls a las Semifinales de Conferencia ante Orlando Magic, pero en el partido decisivo perdió dos balones dejando la victoria de lado de los de Florida, y el escolta de los Magic Nick Anderson declaró “No se parecía al Michael Jordan de los viejos tiempos“.
Motivado por la eliminación en Playoffs, volvió a usar el dorsal retirado número 23 y se entrenó intensamente en el verano de 1995, y ahora junto a su nuevo compañero Dennis Rodman comandaron a los Bulls a la mejor temporada de la historia (72-10) hasta que recientemente los Warriors han batido la marca de victorias en la 2015/2016.
En esa campaña la franquicia de Illinois inició su segundo “three-peat“, superando en las finales a los Seattle SuperSonics de Gary Payton y Shawn Kemp.
Carrera profesional: Compromiso
Jordan
al salir de las preparatorias tenía un gran sentido del compromiso. De
no ser así, si su deseo de triunfo hubiese sido menos intenso, habría
tomado otro camino más fácil pero sin duda mucho menos exitoso. “El
compromiso con mis metas determinaba cada acto. Quería descubrir las
cosas por mí mismo. Si uno se pone a trabajar, los resultados llegarán
tarde o temprano”.
“Me concentro en los entrenamientos tanto como en los juegos. Por
esto, muchos fallan. Hablan como si estuvieran comprometidos para dar
lo máximo de lo que son capaces, pero cuando llega el momento de la
verdad buscan razones y no respuestas“.
Como ejemplo tenemos la espeluznante actuación en las Finales de la campaña 1996/1997 frente a los Utah Jazz de Karl Malone y John Stockton.
El quinto partido, Jordan estaba de baja por enfermedad, aún así, al
ver a su equipo que iba perdiendo y con la eliminatoria igualada (2-2)
jugó con fiebre, y dijo lo siguiente: “Si yo me doy por vencido,
entonces ellos se rinden. A pesar de lo mal o cansado que estaba, sentí
una obligación con la ciudad y con el equipo. Tengo el verano para
recuperarme. Además, yo hasta que no gano no me siento conforme conmigo
mismo”. Anotó 38 puntos esa noche y ganaron 90-88, después viajaron
a Chicago para el sexto encuentro, vencieron con asistencia final de
Michael a Steve Kerr y se adjudicó su quinto anillo.
Carrera profesional: Liderazgo
“Si sus palabras no están respaldadas por el buen rendimiento y el trabajo duro, no sirve para nada”. Jordan siempre ha tratado de ser líder con el ejemplo: “Nunca uses las palabras para fundamentar su liderazgo ya que éstas no significan tanto como la acción“.
“Aunque podían apoyarse en mí, si mis
compañeros de equipo me fallaban en el partido, no sacrificaba el juego
para hacer sentir bien a los demás jugadores y ganar. Me reservaba el
derecho de controlar para que aprendan de sus errores”.
Michael afirmaba que el liderazgo implica
ser el mejor jugador e incluso el más inteligente de la clase o el más
popular, además de que tiene que ganarse el respeto de quienes lo rodean
predicando con el ejemplo. “Pueden decir lo que quieran, pero si sus palabras no están respaldadas con desempeño y trabajo duro, no sirve para nada”.
“Si era el mejor, me propuse que
todos estuvieran conscientes de que todos esos privilegios eran
resultado del trabajo duro, y de mostrar mis habilidades en cualquier
lugar”.
Además, ser el líder no hizo que dejara de pensar en el equipo: “Debo estar dispuesto a sacrificar ciertas metas individuales en el caso de ser necesario para el bien del equipo“. Para los que no lo crean, en toda su temporada ha promediado 5’3 asistencias, y aún más en los partidos decisivos, en los Playoffs, 5’7 pases anotadores por encuentro.
Así, con Michael de absoluto e indiscutible líder de estos Bulls, sumaron su tercer anillo consecutivo en 1998, apabullando en la tercera noche de las Finales frente nuevamente a los Utah Jazz por 96-54, el marcador más abultado de una final NBA: “si el rival está mal, hay que seguir atacándole“. Además, Chicago consiguió el sexto título en 8 años con canasta sobre la bocina de Jordan, una jugada que pasó a la historia.
Segunda vuelta y retiro definitivo
Después
de su vuelta y conseguir 3 anillos más con espectaculares jugadas en
los últimos segundos, todo apuntaba a la retirada definitiva de Michael,
y lo hizo el 13 de enero de 1999.
Semanas después, volvió a la NBA pero como Presidente de Operaciones de los Washington Wizards. Sin embargo, un año después, influenciado por su amigo de la NHL que reapareció en la competición, Mario Lemieuw, Jordan, “obligándose a sí mismo”
para continuar con su vida esforzada, puesta siempre a superarse a sí
misma, decidió volver a jugar, y sería con el equipo donde tenía cargos
funcionarios: los Wizards. El sueldo conseguido lo donó a las víctimas
del atentado del 11-S. Se preparó durante la primavera y el verano de
2001 en Chicago con otros jugadores de la NBA para su segunda vuelta.
Esos 2 años los Wizards estuvieron entrenados por su antiguo entrenador Doug Collins,
y liderados por Jordan, que a pesar de sus 40 años demostró lo bien que
sabía jugar al baloncesto. En su último curso promedió 20 puntos, 6’1
rebotes, 3’8 asistencias y 1’5 robos, habiendo jugado los 82 encuentros,
siendo sus últimos minutos en Philadelphia donde fue ovacionado durante más de tres minutos, ante los 76ers el 16 de abril de 2003. “We Want Mike”.
Tras estas dos temporadas en el equipo de
la capital, se retiró definitivamente, pero dejando claro que nunca
dejará de querer el basket: “Incluso cuando sea viejo y gris, no seré capaz de jugar, pero todavía seguiré amando al juego”.
Cerramos este artículo con las mejores frases de Michael Jordan
durante su carrera y que definen claramente su gran personalidad:
- HUMILDAD: “Nunca me consideré con la suficiente
fuerza en la toma de decisiones o ser una influencia en los negocios.
Lo que pasa es que, por algún motivo, el público y las corporaciones
aceptaron mi personalidad“.
- ACCIÓN:“No tienes que salir en televisión para
ser un líder en toda la extensión de la palabra. Cada barrio, negocio,
familia, necesita un líder real. Sobran personas que hablen pero falta
quien predique con el ejemplo”.
- EQUIPO: “Sé egoísta y humilde: para triunfar
tienes que ser egoísta, o sino nunca lo lograrás; y una vez que
consigues tu máximo nivel, entonces tienes que ser generoso. Mantenerte
alcanzable. Ser cercano. No aislarte del conjunto”.
- COMPROMISO: “No quiero defraudar a mis fans. Esos segundos son los únicos que tienen para verme así que voy a dar todo lo mejor de mí”.
- SACRIFICIO: “He fallado una y otra vez en mi vida y es por eso por lo que tengo éxito”.