El Señor ha mirado desde los cielos
sobre los hijos de los hombres
para ver si hay alguno que entienda,
alguno que busque a Dios. Salmos 14:2
Por sus participaciones en bancos y reaseguradoras, EEUU está estudiando si Berkshire Hathaway es demasiado grandes para caer. En caso de detectar riesgo sistémico, Yellen y la FED empezarían a supervisar el imperio de Warren Buffett.
Puede que en Estados Unidos no conozcan ese refrán tan
español de que 'el miedo guarda la viña', pero desde la quiebra de
Lehman Brothers, se lo aplican a rajatabla. Más bien es pánico, terror
ante la posibilidad de que otro gigante con pies de barro pueda poner en
jaque a la primera economía del mundo. Por eso, los reguladores
se han propuesto estrechar el cerco sobre todas aquellas entidades que,
no siendo bancos, concentren lo que se conoce como riesgo sistémico. Y en el radar de los autoridades ha caído el inversor más famoso de Wall Street, Warren Buffet.
Según ha adelantado la agencia Bloomberg, el Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera de Estados Unidos está estudiando si Berkshire Hathaway, el conglomerado de participaciones industriales de Warren Buffett, es lo suficientemente importante como para tener riesgo sistémico. En este caso, caería bajo la supervisión directa de la Reserva Federal. ¿Qué implica esto? Pues que el organismo que dirigirá Janet Yellen a partir del mes que viene podría imponer controles más estrictos de capital, apalancamiento y liquidez, además de requerir test de estrés para distintos escenarios más o menos bondadosos. Igual que pasa ahora con los bancos, cuyos activos deben de ser de 50.000 millones de dólares según la ley Dodd-Frank.
La decisión aún no está tomada y podría durar meses. La cuestión es que el conglomerado de Buffet quizás si necesite una vigilancia más estrecha. La razón es que es una empresa 'riesgo aceptante', es decir, que asume riesgos a través de las participaciones que concentra en grandes reaseguradoras. Estas empresas son las que aseguran a las propias compañías de seguros. Es decir, que salen en su socorro cuando éstas lo necesitan, como por ejemplo, cuando ocurren desastres naturales. Por tanto, eliminan los riesgos de balances ajenos para trasladarlos al propio. Entre las participaciones de Buffett en ese sector están General Re y National Indemnity, dos negocios con primas netas de 16.000 millones de dólares.
Aparte de sus participaciones en el sector de reaseguros, los reguladores estadounidenses no pasan por alto el negocio bancario de Berkshire Hathaway. En concreto, Buffett es el mayor accionista del banco Wells Fargo, el mayor prestamista de Estados Unidos, y también de American Express, el mayor emisor de tarjetas de crédito. Estas participaciones suman un poco más en el cálculo del riesgo sistémico. De hecho, ya en 2011, el 'Oráculo de Omaha' de vio obligado a inyectar 5.000 millones en Bank of America con motivo del desplome de sus títulos.
Precisamente por esta razón, y desde el principio de la crisis, el multimillonario inversor se ha afanado en alejar a Berkshire Hathaway de todo lo que tuviera que ver con bancos rescatados. "Cuando el sistema financiero sufrió un paro cardiaco en 2008, Berkshire era un proveedor de liquidez y capital para el sistema", escribió Buffett en su carta a los accionistas de 2010. A fecha de septiembre del mes pasado, Berkshire Hathaway contaba con 458 millones de dólares en activos y 31.400 millones en 'credit default swaps' (CDS) ligados a su propia deuda. La ley Dodd-Frank establece que con más de 30.000 millones en CDS, las entidades pueden ya ser evaluadas.
El Señor ha mirado desde los cielos
sobre los hijos de los hombres
Según ha adelantado la agencia Bloomberg, el Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera de Estados Unidos está estudiando si Berkshire Hathaway, el conglomerado de participaciones industriales de Warren Buffett, es lo suficientemente importante como para tener riesgo sistémico. En este caso, caería bajo la supervisión directa de la Reserva Federal. ¿Qué implica esto? Pues que el organismo que dirigirá Janet Yellen a partir del mes que viene podría imponer controles más estrictos de capital, apalancamiento y liquidez, además de requerir test de estrés para distintos escenarios más o menos bondadosos. Igual que pasa ahora con los bancos, cuyos activos deben de ser de 50.000 millones de dólares según la ley Dodd-Frank.
La decisión aún no está tomada y podría durar meses. La cuestión es que el conglomerado de Buffet quizás si necesite una vigilancia más estrecha. La razón es que es una empresa 'riesgo aceptante', es decir, que asume riesgos a través de las participaciones que concentra en grandes reaseguradoras. Estas empresas son las que aseguran a las propias compañías de seguros. Es decir, que salen en su socorro cuando éstas lo necesitan, como por ejemplo, cuando ocurren desastres naturales. Por tanto, eliminan los riesgos de balances ajenos para trasladarlos al propio. Entre las participaciones de Buffett en ese sector están General Re y National Indemnity, dos negocios con primas netas de 16.000 millones de dólares.
Aparte de sus participaciones en el sector de reaseguros, los reguladores estadounidenses no pasan por alto el negocio bancario de Berkshire Hathaway. En concreto, Buffett es el mayor accionista del banco Wells Fargo, el mayor prestamista de Estados Unidos, y también de American Express, el mayor emisor de tarjetas de crédito. Estas participaciones suman un poco más en el cálculo del riesgo sistémico. De hecho, ya en 2011, el 'Oráculo de Omaha' de vio obligado a inyectar 5.000 millones en Bank of America con motivo del desplome de sus títulos.
Precisamente por esta razón, y desde el principio de la crisis, el multimillonario inversor se ha afanado en alejar a Berkshire Hathaway de todo lo que tuviera que ver con bancos rescatados. "Cuando el sistema financiero sufrió un paro cardiaco en 2008, Berkshire era un proveedor de liquidez y capital para el sistema", escribió Buffett en su carta a los accionistas de 2010. A fecha de septiembre del mes pasado, Berkshire Hathaway contaba con 458 millones de dólares en activos y 31.400 millones en 'credit default swaps' (CDS) ligados a su propia deuda. La ley Dodd-Frank establece que con más de 30.000 millones en CDS, las entidades pueden ya ser evaluadas.
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Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las
cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados. Romanos 8:29
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