Charles Monroe Schulz fue un niño que se caracterizaba por ser el menos destacado de su pequeña escuela rural. Algunos de sus profesores decían que solo tenía talento para dibujar caricaturas en sus cuadernos.
En 1942 terminó sus estudios pasando todas sus materias con mucha dificultad, excepto la de dibujo, definitivamente ese era el único talento en el que destacaba. Pasó el tiempo y tomó unos cursos de dibujo por correspondencia. Por fin en 1945 logró ser profesor de arte pero tuvo que dejar la casa de sus padres para continuar su carrera.
Una noche se sentó en su mesa de dibujo y empezó a hacer unos trazos, se trataba de un niño acompañado de su perro. A Charles le parecieron bastante simpáticos y al día siguiente se las enseñó a un colega suyo, el cual le dijo que eran los dibujos más feos que había visto.
Más tarde se fue con otros compañeros, quienes le dijeron cosas similares y algunos simplemente no querían opinar. Pero Charles no se dio por vencido, convencido de su talento enseñó sus caricaturas a cinco revistas importantes de la ciudad para que las publicaran pero en todas obtuvo el mismo rechazo.
Aun así no se rindió y fue a buscar una sexta opinión, cuando logró la entrevista con la editorial, el director le dijo que le parecían dibujos graciosos y sin quitar la mirada, le preguntó los nombres de aquellos personajes. Charles respondió: -Son Charlie Brown y Snoopy.
La tira cómica Charlie Brown y sus amigos, logró diecisiete mil historias distintas, gracias a que Charles no se rindió al primer rechazo.
Quizás hoy en día el menosprecio y las palabras amargas estén a la orden, siempre dispuestas a apagar los sueños de los que se atrevieron a avanzar. En ocasiones dichas con un claro tono grotesco y otras veces con sutileza, pero al final dejan la misma sensación. Palabras que salieron logrando apagar el sueño de algún emprendedor.
Al final, las críticas siempre estarán ahí sin que podamos modificarlas o evitar que se sigan pronunciando, pero lo real es que nunca nadie tuvo la tarea de acallarlas sino de continuar a pesar de ellas, tal como Noé,quien nunca quiso acallar los comentarios groseros que le hacían, sino que supo continuar adelante a pesar de ellos.
Thomas Carlyle dijo una vez: “Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate”.
Sansón nunca habría llegado a ser parte de la lista de los héroes de la fe, si hubiera aceptado su derrota y se hubiera quedado sin hacer nada. Job no sería un gran ejemplo de perseverancia si habría decido dejarse morir. Jacob no habría sido bendecido, si hubiera dejado de luchar toda la noche con el ángel. Quizás muchos en aquella lista no estarían si se hubieran rendido, si su confianza no habría estado puesta en Dios.
Isaías 41:10 dice: “No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.” Versión Dios Habla Hoy.
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