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¿En los mercados financieros Quiénes mueven los precios de los títulos de inversión en la Bolsa de Valores?




La mayoría de las personas (incluyendo el 90% de los inversores) piensan que los precios de las acciones y demás títulos de inversión se mueven en concordancia con los estados contables de las empresas, las noticias macroeconómicas y eventos que afectan al mercado financiero.

Sin embargo, si nos tomamos la molestia de analizar unas cuantas gráficas que muestran el comportamiento de las acciones de compañías importantes y de renombre mundial, veremos que su precio no se comporta de manera especial, sino que normalmente se limitan a imitar el comportamiento del mercado en general.

Puede que el hecho mencionado anteriormente no te sorprenda en absoluto, y hasta te parezca lógico que una acción cualquiera se limite a seguir el movimiento del mercado en general, pero si te detienes a reflexionar te darás cuenta que este hecho niega de plano la creencia popular respecto a qué fuerzas mueven el precio de los títulos de inversión.

¿Por qué?


Porque según el punto de vista más ampliamente aceptado, una acción se valora en el mercado en estricta concordancia con los principios fundamentales de la empresa que la emitió, lo cual significa que cuantos más sólidos sean los estados financieros y prospecciones de crecimiento y ganancias de esta compañía, mayor será el precio de su acción en el mercado abierto.

Por supuesto, el escenario contrario también es posible: tanto más bajo sería el precio de la acción de una compañía cuanto más endeble su situación financiera y perspectivas de futuras ganancias.

Pero no te engañes: a pesar de que la afirmación anterior suena muy linda y lógica… ¡Es totalmente falsa! (al menos, en el Corto Plazo).

Por ejemplo, si observamos gráficas históricas del mercado americano (con mucho el más desarrollado y el que marca el sentido de la economía mundial) veremos que hubo una gran caída desde el 2000 hasta el 2003.

A esta crisis se la ha llamado “el cash de las .COM”, ya que se supone que los precios del mercado se fueron inflando artificialmente durante los años precedentes a la crisis en torno de las flamantes empresas .COM y su brillante futuro; futuro que, al no haber sido sustentando por un crecimiento real en las ganancias de estas compañías, nunca llegó.

Sin embargo, es muy revelador notar que cuando el mercado se lanzó decididamente hacia abajo, TODAS LAS ACCIONES que cotizaban en él lo siguieron.
Aún las que pertenecían a empresas establecidas desde hacía décadas, y que poco o nada tenían que ver con Internet y el boom de las .COM

Coca Cola (KO), por ejemplo, registró una caída de su acción desde los U$S 88,94 en julio de 1998 a los U$S 37,01 de marzo de 2003.

¡Esto es una pérdida del 58,39 % del valor de mercado de la Compañía!

Ahora, reflexionemos un poco…

¿Qué dicta el “valor real” (llamado también “valor en libros”) de una empresa?



Para hacerlo simple, el valor real de una empresa está dado por sus activos (tangibles e intangibles) más su capacidad de convertir sus activos en dinero.

Llamamos “activos tangibles” a las propiedades inmobiliarias, plantas de fabricación, maquinaria, insumos, mobiliario, etc.

Los “activos intangibles” están compuestos por las patentes, marcas, derechos de propiedad intelectual, posicionamiento en el mercado, alianzas, etc.

Por otro lado, la “capacidad de convertir sus activos en dinero” es una característica propia de cada empresa, y es un excelente indicador del crecimiento futuro que cabe esperar.

Existen varios factores que se traducen en esta particular capacidad: la capacidad de la junta directiva y los administradores, el hecho de estar en una industria nueva y prometedora, poseer alguna ventaja competitiva única, etc.

En la práctica, y desde el punto de vista de un inversor, una empresa que tenga la capacidad de convertir U$S 1.000.000 en activos en una ganancia anual de U$S 250.000 será una mucho mejor opción que una que sólo pueda extraer de sus activos (valorados también en U$S 1 MM) apenas U$S 180.000

¿Por qué?

Simplemente porque la primer empresa tiene un ROI del 25%, y la segunda de sólo un 18%.

Volvamos ahora a Coca Cola.

¿Tú crees que las ventas de Coca Cola cayeron un 58% en el período 2000-2003?

¿O acaso habrá perdido todos los bienes inmobiliarios de la compañía?

¿Perdió quizá algunas importantes patentes en un juicio (muy, muy importantes si su valor ascendía al 60% de la compañía)?

Como seguramente sospechas, nada de esto sucedió en realidad.
Muchas de estas suposiciones son incluso, en la práctica, imposibles.

De hecho, y muy por el contrario, la empresa no sólo conservó intactos sus activos, sino que abrió importantes mercados durante ese período y sus ventas, como era de esperar, siguieron creciendo.

¿Por qué rayos entonces la compañía había perdido casi el 60% de su valor en 2003?

Te dejaré pensar un rato en esta pregunta…

Veamos algunos otros ejemplos:

IBM cae desde los U$S 134,27 en septiembre del 2000 a los 54,01 en octubre de 2002… ¡Un 58,88%!

MSFT (Microsoft) cae desde los U$S 53,81 en enero de 2000 hasta los U$S 18,06 en enero de 2001… ¡66,04 %!

WMT (Wall-Mart) cae desde los U$S 70,25 en enero de 2000 a los U$S 41,44 en octubre de 2000… ¡41%!

INTC (Intel) cae desde los U$S 75,81 en septiembre de 2000 hasta los U$S 12,95 en octubre de 2002… ¡Un impresionante 82,92%!

MOT (Motorola) cae desde los U$S 61,48 en marzo de 2000 hasta los U$S 7,30 en octubre de 2002… ¡Un increíble 88,13 %!

Como ves, las acciones de estas excelentes compañías, sólidas como una roca y de renombre internacional, sólo pudieron hacer lo que hacen las acciones de todas las compañías: seguir al mercado en las buenas y en las malas.

¡Aún cuando esto significa que una empresa como Motorola pierda casi el 90% de su valor de mercado!

En una palabra, si un inversor hubiera querido comprar Motorola en octubre de 2002… ¡Lo hubiera podido hacer con un descuento del 90%!

Por lo visto, la teoría general que dicta que los precios de mercado de las acciones son impuestos por el valor intrínseco de las empresas no sirve para nada en la práctica.

El mercado, lejos de ser un juicioso economista, es más bien aquel neurótico Mr. Market que con tanto acierto nos pintara Benjamín Graham.

La imagen que Graham nos propone acerca del Mercado es la siguiente.

Imaginemos que eres dueño de una parte de una empresa junto con otros inversores.

Uno de tus compañeros en esta inversión, llamado Mr. Market, es un sujeto maniaco-depresivo que cada día te ofrece comprar tu parte o venderte la suya a un determinado precio.

El ánimo de Mr. Market puede fluctuar entre un increíble optimismo y la más profunda de las depresiones.

De acuerdo a su puntual estado de ánimo, Mr. Market te ofrecerá un alto precio por tu parte en el negocio o bien querrá venderte la suya, convencido del valor astronómico de la compañía.

Otro día puede que Mr. Market no se encuentre tan optimista, lo vea todo negro, y esté muy dispuesto a venderte su parte de la compañía por centavos.

Algunos días Mr. Market no parece estar particularmente interesado en comprar o vender.

Como has adivinado, Mr. Market es un retrato sumamente acertado del Mercado de Valores.

El Mercado de Valores es en realidad, cual Mr. Market, un sujeto neurótico que a veces intenta vendernos una empresa por 10 veces su valor.
Otras veces, nos ofrece verdaderas gemas preciosas por centavos y está dispuesto a pagar millones por pompas de jabón.

Los inversores de largo plazo avanzados saben de la neurosis de Mr. Market, y por lo tanto, cuando están interesados en adquirir acciones de una compañía y Mr. Market se las ofrece a un alto precio, simplemente deciden esperar.

Saben que mañana, o la semana que viene, o tal vez el mes entrante, Mr. Market caerá en una de sus profundas depresiones y querrá venderles esta misma compañía con un 90% OFF. Además, les rogará que se la saquen de las manos.

¿Has adivinado ya qué cosa mueve en realidad los precios en la Bolsa de Valores?

¡Exacto!

El estado de ánimo del Mercado, es decir, de los inversores que participan en él.

Ahora, es bueno aclarar que si bien Mr. Market se comporta como todo un loco en el corto plazo ofreciendo comprar y vender empresas a precios totalmente irracionales, en el Largo Plazo es el más metódico y exigente tasador.

Así, cuando nos preguntamos qué fuerzas mueven al mercado, debemos hacer una clara diferencia entre el mercado visto desde una perspectiva de largo plazo, y el mercado a corto plazo.

Cuando observamos el mercado a largo plazo, es decir, durante un período de 10 años o más, nos damos cuenta que, a la larga, Mr. Market hace un buen trabajo y asigna a cada empresa un valor muy cercano a su “valor real”.

No obstante, si nos centramos en el corto plazo, veremos que las curvas de precio se dibujan con la forma de caóticos sobresaltos, guiados únicamente por el ánimo imperante entre los traders.

¿Cómo se explica este irracional movimiento de los precios que tiene lugar en el Corto Plazo?

Como todos sabemos, los precios de los títulos de inversión en el Mercado están gobernados por la Ley de la Oferta y la Demanda.

De acuerdo a esta ley, si en un momento dado existen más compradores que vendedores, el precio subirá.

Si, por el contrario, hay más vendedores que compradores, el precio caerá.

¿Recuerdas que los más importantes en nosotros los inversores es controlar nuestras emociones frente al mercado?

Pues bien, cuando hablo de controlar las emociones, me refiero en realidad a dos emociones muy concretas: el Miedo y la Ambición.

Y cuando digo que lo que mueve el Mercado en el Corto Plazo es él ánimo de los Traders, me refiero particularmente a cuál de éstas dos emociones dominan a los inversores.

¿Los inversores se sienten optimistas y se están dejando llevar por su ambición?

¿O quizá los inversores comienzan a deprimirse, ven el futuro negro, y están empezando a ser embargados por el miedo?

Veamos ahora en detalle de qué manera el Miedo y la Ambición se apoderan del ánimo de los inversores y mueven el Mercado de Valores:

La acción de una compañía XXX se está cotizando en un nivel de precios que resulta atractivo para un número importante de inversores. Estos inversores son optimistas acerca del futuro de la empresa que ha emitido estas acciones, y consideran que su precio de mercado es una ganga y no tardará el subir.
Un número importante de inversores compra la acción de XXX, especulando con su inminente alza. Este evento desequilibra la balanza de la oferta y a demanda y, como ahora hay más compradores, el precio de la acción efectivamente sube.
La incipiente suba de precios de la acción atrae la atención de nuevos inversores, que convencidos de que éste es apenas el comienzo de un movimiento alcista, compran a su vez la acción. Resultado: la acción sigue subiendo, incrementando su velocidad en la medida que grupos más numerosos de inversores la adquieren.
La fuerte alza de la acción provocada por la creciente cantidad de inversores que la compraron desata una verdadera fiebre de optimismo entre los inversores, y más y más inversores comienzan a comprar grandes volúmenes de acciones. La Ambición ha hecho presa del Mercado.
Por un tiempo, la acción sigue subiendo más y más, impulsada por nuevos inversores que, cegados por la ambición y el optimismo, no pueden ver que la corrida al alza inevitablemente tendrá que terminar muy pronto.
Aquellos inversores que entraron al principio del movimiento, empiezan a salirse de sus posiciones vendiendo la acción para ver realizadas sus ganancias. El menor flujo de compradores y la aparición de algunas órdenes de venta empiezan a detener el movimiento alcista.
Ante el enfriamiento del movimiento alcista, otros inversores empiezan a dudar acerca de su continuidad, y muchos de ellos deciden salirse vendiendo sus acciones. El ingreso de nuevas órdenes de venta sumado a las pocas órdenes de compra de quienes aún confían en el alza, empiezan a formar una importante resistencia al movimiento alcista.
Más y más inversores pierden toda confianza en el movimiento alcista, y empiezan a liquidar sus posiciones (vender sus acciones). La avalancha de ventas vuelve a desequilibrar la balanza y los precios empiezan a caer.
Ante la visible caída de precios, muchos más inversores empiezan a vender sus acciones en un intento de salvar parte de sus ganancias o, al menos, recortar las pérdidas. Esto causa una mayor caída en los precios.
En este punto el Miedo hace presa de los inversores: todos tratan de vender cuanto antes sus acciones, y cuánto más ventas se producen, tanto más rápido se desploma el mercado.
En la medida que el mercado se desploma más y más rápido, el Miedo se trasforma en Pánico y la locura se apodera del mercado nuevamente: Miles y miles de inversores empiezan a liquidar sus acciones simultáneamente, llevando al mercado a caer en picada.
En este momento casi no existen compradores que puedan frenar en movimiento a la baja.
Finalmente, el precio de la acción llega a un punto en que resulta atractiva para nuevos inversores. La afluencia de nuevas órdenes de compra sumada a las pocas órdenes de venta (desde que la mayoría de los inversores del ciclo previo ya se ha salido del mercado) le pone un freno a la caída, formando un soporte.
El soporte formado convence a nuevos compradores de adquirir la acción. Estas nuevas órdenes de compra provocan el inicio de un nuevo ciclo de movimiento alcista.
Y el ciclo vuelve empezar por el Paso 1.

Creo que ahora puedes ver con claridad de qué forma y por qué medios el Miedo y la Ambición mueven efectivamente a los mercados financieros.

Incluso el proceso descripto anteriormente es apenas la mitad de la verdad, ya que como en el Mercado de Valores no sólo se puede ganar dinero cuando un título de inversión incrementa su precio, sino también cuando su precio cae; cabría describir un proceso análogo pero opuesto que contemple las emociones de aquellos inversores que esperan que el movimiento alcista se detenga para sumarse al naciente movimiento bajista con el objetivo de ganar dinero con esta baja de precios.

Así como aquellos inversores que se salen del mercado vendiendo sus acciones para realizar sus ganancias frenan el movimiento alcista; de la misma manera, los inversores que entraron vendiendo acciones al inicio de la caída frenan el movimiento bajista al salirse del mercado comprando acciones a un precio más bajo, para realizar así sus ganancias.

Pero en este momento quiero llamarte la atención sobre un aspecto de suma importancia:

En el Mercado existen dos tipos de inversores:
Los que se dejan dominar por el Miedo y la Ambición, y
Los que Ganan Dinero.

Debes comprender que quienes no dominan sus emociones, es decir, quienes se dejan llevar por el miedo y la ambición reinantes en el mercado, siempre entran a una operación demasiado tarde, o se salen de ella demasiado pronto.

La ambición lleva a los inversores a meterse en un movimiento alcista (o bajista) ya desarrollado sin darse cuenta que el sentido del mercado está a punto de cambiar.

El miedo impulsa a los inversores a salirse de una operación ganadora ante el primer retroceso, justo antes de que el mercado de la vuelta y empiece a correr en su favor.

Como bien sabes, las estadísticas dicen que el 90% de quienes invierten su dinero en la Bolsa de Valores pierden consistentemente.

Este nutrido grupo está compuesto, sobre todo, por profesionales, economistas, y dueños de grandes corporaciones.

Sólo el 10% de los inversores gana dinero consiste mente en este negocio.

Las estadísticas prueban que este reducido grupo de ganadores está compuesto mayoritariamente por personas con muy poca o nula formación académica.

Destacan aquí a menudo las mujeres e individuos que ni siquiera llegaron a completar sus estudios secundarios.

¿Sorprendido?

Resulta evidente que no son la formación académica, ni el dinero, los contactos o la información privilegiada los que definen a un ganador en este negocio.
Sino ¿Por qué grandes fondos de inversión se han ido a la quiebra? “ Al colapso total “Teniendo los mejores analistas técnico y fundamental, los mejores economista, mas grandes genio de la matemática financiera y la mayor información privilegiada a su disposición.

¿Sabes que se necesita para estar entre el 10% que gana dinero consistentemente en la Bolsa de Valores?

¡Acertaste!

No dejarse dominar jamás por el Miedo y la Ambición, que son las dos emociones humanas que devastan los mercados.

Te recomiendo enfáticamente reflexionar sobre todo lo que hemos tratado en esta información . Léela una y otra vez y medita en estos conceptos todo el tiempo que sea necesario.

Si logras aprender esto que aquí te enseño te convertirás de seguro en un verdadero triunfador en los mercados financieros.

Si no lo entiendes, o no lo aplicas, te dejarás arrastrar por el estado de ánimo general, por el miedo o la ambición, y pasaras a engrosar las filas de por sí densamente pobladas de los perdedores.

Por favor, no tomes esto a la ligera: es la Clave del Éxito en la Bolsa de Valores.

Nos encontraremos mañana para reponernos de una perdida catastróficas; hay personas y instituciones que lo han perdido todo en los mercados financieros.
¿Es recomendable invertir en acciones en la Bolsa de Valores?
Hasta entonces.

Un saludo cordial:

JUAN CARELA:

Cristo Viene Ya

««Los pensamientos de una persona en los cielos, hablan más fuerte que sus obras en la tierra». Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. La persona que ora tiene que tener la absoluta convicción de que Dios escucha sus plegarias y de que el Eterno puede hacer todo lo que desee cada vez que lo desee. .

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