Reflexiones

Cristianismo

Economia

Forex

Vencer al Azar

Juan Carela

Eugenio Clase: "No le pidas peras al Olmo; pídeles cabras y tendrás leche, queso y mantequilla."

En la pintoresca loma de la Bestia, en Puerto Plata, vive Eugenio Clase, un hombre de edad avanzada conocido en todo el pueblo no solo por su sabiduría, sino también por su estilo de vida único. Eugenio siempre lleva puesto su sombrero de paja, un símbolo de su amor por la vida simple y la naturaleza. Su granja es una colorida mezcla de plantas, animales y pequeñas maravillas que parecen salidas de cuentos.

Una mañana soleada, Eugenio se encuentra en su granja, rodeado de sus cabras mágicas, que danzan alegremente alrededor de él. Con una sonrisa amplia y su sombrero ligeramente inclinado hacia un lado, Eugenio sostiene en una mano un tarro de leche fresca y en la otra una rueda de queso de cabra recién hecho. En la esquina de la granja, un recipiente grande rebosa de mantequilla, que Eugenio ha batido con esmero.

Eugenio levanta el tarro de leche y dice en voz alta, con un toque de teatralidad:

—¡Nunca le pidas peras al olmo! Si le pides cabras, ¡te dará leche, queso y mantequilla!

Esta es una de sus frases favoritas, una manera divertida de recordar la leyenda que le enseñó su abuelo. Según la historia, el olmo mágico de la colina no da peras, pero si le pides cabras, te bendecirá con productos lácteos de la mejor calidad. Aunque Eugenio siempre ha tenido un pie en el mundo de la fantasía y otro en el de la realidad, nunca ha dejado de celebrar la leyenda con entusiasmo.

El sol brilla sobre la loma mientras Eugenio, con su habitual buen humor, lanza un trozo de queso al aire para que las cabras lo atrapen. Las cabras brincan y corren tras el queso como si fuera el juego más divertido del mundo. Eugenio ríe a carcajadas al verlas en acción, y uno de los vecinos, Berto, se acerca con una cesta de pan recién horneado para disfrutar de las delicias lácteas.

—¡Buenos días, Eugenio! —saluda Berto, con una sonrisa—. He venido a probar el queso de cabra y la mantequilla que todo el pueblo está comentando.

Eugenio se inclina con una sonrisa encantadora y le ofrece una rebanada de queso y un poco de mantequilla con el pan. —¡Bienvenida, Berto! Aquí tienes un poco de la magia del olmo. ¡Espero que disfrutes!

Mientras Berto prueba el queso, sus ojos se iluminan de alegría. —¡Eugenio, esto está delicioso! No sé cómo lo haces, pero definitivamente tienes un toque mágico.

Eugenio se encoge de hombros con modestia y le guiña un ojo. —Quizás el verdadero secreto es creer en la magia, aunque sea un poquito. Después de todo, la vida es más divertida cuando te dejas llevar por un buen cuento.

La noticia de la increíble leche, queso y mantequilla de Eugenio se extiende rápidamente por el pueblo, y pronto, todos quieren probar las delicias de la granja de Eugenio. Los visitantes vienen con grandes sonrisas y llevan consigo cajas y canastas para llevarse a casa un pedacito de la magia de Eugenio.

Una tarde, mientras Eugenio está sentado bajo el olmo en su Burra, disfrutando de un vaso de leche fresca y observando a sus cabras jugar, Bienvenido, su amigo, se acerca con una libreta llena de dibujos.

—¡Eugenio, mira lo que hice! —dice Bienvenido, mostrándole un dibujo del olmo, las cabras y el queso—. Quiero dibujar el olmo mágico y las cabras para recordar siempre cómo empezó todo.

Eugenio toma el dibujo y lo observa con ternura. —¡Es maravilloso, Bienvenido! Gracias por capturar la magia que hay en nuestra vida diaria.

Bienvenido le sonríe y le da un abrazo a su amigo. —¡Y gracias a ti, Eugenio, por hacer que la magia sea real!

En la loma de la Bestia, el olmo sigue en su lugar, susurrando con el viento. Las cabras siguen dando leche, queso y mantequilla, y Eugenio Clase sigue siendo el hombre más querido del pueblo. Su granja se ha convertido en un lugar de alegría y comunidad, donde la magia y la realidad se entrelazan de la manera más encantadora.

Y así, Eugenio sigue viviendo su vida con el mismo entusiasmo y humor que siempre, recordando a todos que a veces, la verdadera magia está en creer en las historias que nos hacen sonreír y en compartir la alegría con los demás.

Cristo Viene Ya

««Los pensamientos de una persona en los cielos, hablan más fuerte que sus obras en la tierra». Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. La persona que ora tiene que tener la absoluta convicción de que Dios escucha sus plegarias y de que el Eterno puede hacer todo lo que desee cada vez que lo desee. .

No hay comentarios:

Deja tu Respuesta y recuerda que cristo viene a buscar su Iglesia.

Traductor del Blogs

Anuncios

Dale Me Gusta

Total Visitas a la Pagina

Anuncios