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Stanley Druckenmiller: La “mayor máquina de hacer dinero", ganando 30% al año durante 30 años


Stanley Druckenmiller, una historia fascinante de una de la más grandes leyenda de las últimas tres décadas


La “mayor máquina de hacer dinero de la historia”, un hombre con “la capacidad analítica de Jim Rogers, la habilidad negociadora de George Soros y un estómago de hierro a la hora de manejar sus inversiones”. Así es como el gestor de hedge funds Scott Bessent describe a Stanley Druckenmiller. Son grandes palabras, pero visto el historial de inversión de Druckenmiller, son palabras bien merecidas.

Druck ha promediado un astronómico retorno anualizado del 30% durante las últimas tres décadas. Pero lo más increíble es la ausencia de volatilidad en estos resultados ya que casi nunca pierde.

Nunca ha tenido un año en negativo y solo ha sufrido 5 trimestres en negativo de un total de 120, todo gestionando cantidades enormes de dinero. En su punto culmen Druck gestionaba más de 20.000 millones de dólares y ahora, de forma privada, gestiona unos cuantos miles de millones.

Cuando se estudia a Druckenmiller, da la sensación de que fue fabricado en un remoto y oculto laboratorio, pieza a pieza, con la idea de crear al operador perfecto. De todos los rasgos de la personalidad necesarios para ser un buen especulador, Druck los tiene todos y en grandes cantidades. Cosas como:

Flexibilidad mental

Pensamiento independiente

Competitividad extrema

Sed de conocimiento y búsqueda

Alta capacidad de autoevaluación

Puede
que este genial inversor sea solo un capricho de la naturaleza, o tal vez el hijo secreto de Jesse Livermore o George Soros; o tal vez solamente es una persona obstinada que ha recorrido un largo camino hasta alcanzar la más elevada maestría en su campo. Sea como fuere, es nuestro deber analizar la forma de pensar y actuar de uno de lo más grandes inversores de todos los tiempos. Y con eso empezamos.

Stanley Druckenmiller, ganando 30% al año durante 30 años. Global MacroSobre lo que mueve el mercado de acciones

En el libro de Jack Schwager, Los nuevos magos de los mercados, Druckenmiller respondía lo siguiente a la hora de evaluar el mercado:
Cuando empecé a trabajar realizaba exhaustivos informes cubriendo cada aspecto de una compañía o de una industria. Antes de que pudiera presentarlos al comité de selección de valores, primero tenía que remitirle mi trabajo al director de análisis. Recuerdo perfectamente la vez que le entregué un informe del sector bancario del que me sentía especialmente satisfecho por el trabajo que había desempeñado.
Pero cuando lo leyó me dijo “esto es inútil, dime qué es lo que hace que las acciones bancarias suban o bajen”. Ese comentario fue un revulsivo para mí. A partir de ahí centré mis análisis en la búsqueda de los factores que desencadenaban los movimientos de las acciones, y no en observar todos y cada uno de los aspectos fundamentales.
Sinceramente, incluso hoy en día, muchos analistas no saben qué es lo que hace que se aprecien y deprecien las acciones de su cartera.
Los mercados financieros están llenos de de ruido y sinsentidos. Está lleno de gente muy inteligente que no tiene ni la menor idea de cómo funciona el mundo real. La estructura de incentivos del sistema financiero está hecha de tal manera que se premia artificialmente a un analista mientras suene como alguien que sabe de lo que está hablando. Esto incluye a todo experto menos aquellos que invierten de verdad. Estos últimos, o aprenden el oficio o son echados fuera.


Siendo Druckenmiller uno de esos que compite con sangre, sudor y lágrimas en los mercados, tuvo que aprender pronto qué es lo que realmente hace que las cotizaciones varíen. Esto es lo que averiguó:
Los beneficios no mueven el mercado en su conjunto, es la Reserva Federal. Hay que centrarse en los bancos centrales y centrarse en los flujos de liquidez. La mayoría de la gente se pasa el tiempo mirando a los beneficios y otras medidas convencionales. Es la liquidez lo que mueve los mercados.
Al hablar de liquidez, hablamos de la expansión y contracción del dinero, específicamente del crédito. Es la mayor variable que dirige la demanda en la economía.

Y la Reserva Federal o el banco central de turno, tiene la mayor influencia -no toda- sobre los flujos de liquidez. Esta es la razón por la que un operador necesita observar de forma constante estos flujos y qué es lo que hace el banco central.

Esto no significa que cosas como las ventas y los beneficios no importen. Lo son a nivel individual de cada acción. Aquí sigue Druckenmiller:
A menudo el factor clave está relacionado con los beneficios. Esto es particularmente cierto cuando hablamos de acciones bancarias. Pero las acciones como las del sector químico se comportan de una manera bastante diferente; el momento ideal para comprar una acción de este sector es cuando la capacidad del sector se ha reducido y crees haber encontrado un catalizador que disparará la demanda en ese contexto. Y viceversa, el momento ideal para vender acciones de este sector, es cuando se empiezan a construir nuevas plantas, no cuando los beneficios declinan, algo que ocurre posteriormente. La razón de este patrón es porque la expansión del sector hará que los beneficios declinen en 2 o 3 años y el mercado de acciones tiende a adelantar este tipo de circunstancias.
El mercado es un mecanismo de descuento de expectativas. Los beneficios son importantes para una acción, pero sobre todo los beneficios futuros que los que ya son pasado.


La mayor parte de los inversores miran los beneficios recientes y simplemente extrapolan esa realidad pasada al futuro, pero fallan a la hora de entender el mecanismo esencial que dirige un determinado sector o empresa. La clave para ser un buen inversor es identificar los factores que hacen que los beneficios futuros aumenten o decrezcan, no mirar los beneficios del último año.

En una reciente entrevista Druckenmiller declaró que “mi tarea durante 30 años ha sido anticipar cambios en las tendencias económicas que otros no esperaban y que por tanto no estaban descontadas en los precios”. Hay que centrarse en el futuro, no en el pasado.

Otro elemento que distingue a Druckenmiller es su predisposición a utilizar cualquier cosa que funcione, como cualquier estilo de inversión o herramienta que sea necesaria para encontrar buenas operaciones y gestionarlas.
Otra disciplina que aprendí y que me ayudó a determinar si una acción subiría o bajaría es el análisis técnico. Drelles, mi jefe, tenía una fuerte orientación técnica y probablemente yo era más receptivo al análisis técnico que los demás en mi departamento. A pesar de que Drelles era el jefe, muchas personas pensaban que era un poco excéntrico por todos los gráficos que miraba y guardaba. En cualquier caso, me di cuenta que el análisis técnico podía ser muy efectivo.

Nunca utilizo medida de valoración alguna para entrar o salir del mercado. Observo los flujos de liquidez y el análisis técnico para elegir los momentos precisos. Las valoraciones solo pueden decirte como de lejos un mercado puede ir una vez que un nuevo catalizador ha entrado en escena cambiando la tendencia previa.
Druckenmiller hace confluir una serie de enfoques muy diversos que incluyen la valoración fundamental, análisis macroeconómico, análisis técnico y sentimiento para ampliar su perspectiva del campo de batalla.


Cómo obtener elevados retornos en las inversiones

Druckenmiller gusta de lanzar por la ventana el conocimiento convencional. En vez de establecer muchas pequeñas y diversificadas apuestas, practica la filosofía de “el próximo gran tema”, que consiste en tener unas pocas y concentradas posiciones en el mercado.Lo siguiente son palabras de Druckenmiller al hablar de esto:
Creo que la única forma de lograr retornos elevados en el largo plazo es siendo un cerdo. Creo que la diversificación y todas esas cosas que enseñan hoy en día en las escuelas de negocios, son los conceptos más equivocados que se pueden encontrar.

Si observas a todos los grandes inversores, aunque sean tan distintos entre sí como Warren Buffett, Carl Icahn o Ken Langone, es que tienden a realizar apuestas muy concentradas. Ven algo, apuestan y si es necesario apuestan a lo grande. Así es mi filosofía, solo una o dos veces al año voy a encontrar algo que realmente vale la pena.

Diría que el error que comete el 98% de los gestores e inversores de a pie, es que creen que tienen que seguir e invertir en muchos elementos a la vez. Si realmente ves algo interesante, pon una gran cantidad de huevos en la cesta y luego vigila la cesta de forma muy cuidadosa.Cuando empecé en este negocio lo primero que escuché, no de mi mentor, era que los toros hacen dinero, los osos hacen dinero y los cerdos son sacrificados. Y sin embargo yo me considero un cerdo.
Hay mucha sabiduría en esas palabras. Para obtener un retorno superior en el largo plazo, vas a tener que estar dispuesto a invertir en grande cuando tu grado de convicción es elevado. Y la clave aquí es que proteges tu capital precisamente evitando los temas en los que no tienes convicción ni puedes poner suficiente energía mental.Esto me recuerda a lo que Seth Klarman escribió en su libro “Margin of Safety”:

Evitar las pérdidas es el primer objetivo de todo inversor. Esto no significa que los inversores nunca deben tener pérdidas, sino que en un plazo de varios años, la cartera de inversión no debe sufrir una pérdida de capital apreciable.


Es necesario reservar la pólvora hasta que las estrellas se alineen y valga la pena ir a la yugular en un tema en concreto. La importancia de actuar con contundencia cuando las circunstancias lo demandan, es algo que Druckenmiller aprendió mientras trabajaba para George Soros:
He aprendido muchas cosas de George Soros, pero quizás la más importante es que no importa si estás en lo cierto o equivocado, sino cuánto dinero haces cuando estás en lo cierto y cuánto pierdes cuando te equivocas. Las pocas veces que Soros se enfadó conmigo fue cuando estaba completamente en lo cierto sobre algo y no tomaba una apuesta lo suficientemente grande para maximizar el beneficio.
Una intensa concentración para conservar el capital junto con una filosofía de hacer grandes movimientos cuando las circunstancias lo permiten, es la filosofía de muchos de los grandes inversores.

Mantener tus pérdidas limitadas y exprimir las operaciones ganadores es el verdadero nombre de especular con grandes beneficios. La erosión de los retornos por parte de los gestores que vemos hoy en día, no es solo por la gran cantidad de mediocridad que existe, sino principalmente porque incluso gestores de talento están demasiado asustados para tomar los riesgos necesarios con los que obtener años de grandes rentabilidades. Tienden a gestionar mirando demasiado lo que otros hacen, focalizados en el corto plazo, lo cual es la receta para obtener resultados mediocres. Estas son las palabras de Druckenmiller sobre cómo deberían ser las cosas en realidad:
Muchos gestores, cuando tiene un buen año del 30 o 40%, dejan de invertir y solo operan muy cautelosamente el resto del año para asegurar esos beneficios. La manera de obtener retornos excepcionales es conseguir ese 30% o 40% y luego ir a por un año del 100%. Si se consiguen algunos años del 100% y se minimizan las pérdidas todo lo posible, entonces los retornos son excepcionales.
Cuando te ganas el derecho a ser agresivo y aparece una operación en la que tienes una alta convicción, debes arriesgar lo ganado durante el año para buscar retornos espectaculares.

La mentalidad del operador y como manejar las pérdidas


Según Druckenmiller, para ser un operador ganador se necesita “ser decidido, abierto de mente, flexible y competitivo”. El día antes -viernes- del colapso bursátil de 1987, Druckenmiller había cambiado su posición netamente bajista que traía desde hace días, a una alcista con una exposición del 130% porque pensaba que el retroceso había llegado a su fin. A lo largo del fin de semana se dio cuenta que había cometido un error terrible. En la primera hora del lunes 19 de octubre, día del colapso, cambió radicalmente su posición e incluso acabó ganando dinero aquel día. Este tipo de flexibilidad es una característica común en todos los grandes operadores.

La práctica de lo que podría definirse como “tener opiniones fuertes pero que se pueden cambiar fácilmente” es difícil por ser contra natura ,pero es un requisito para el éxito. Para lograr ese nivel de flexibilidad mental, es necesario separar el ego de los resultados de las operaciones en las que se está involucrado. Si dejas que las pérdidas afecten a tu juicio, inevitablemente cometerás errores de mayor calibre. Druckenmiller también aprendió esta lección de la mano de George Soros:
Soros es el operador que mejor acepta una pérdida. No le importa nada si gana o pierde en una operación. Si una operación no funciona, tiene suficiente confianza en su propia habilidad ganadora, que sin problemas se sale tomando una pérdida. Si tienes una confianza extrema en tu trabajo, tomar una pérdida no te molesta lo más mínimo.
Una
de las mejores cosas de esta actividad, es que mientras te mantengas vivo (con capital) siempre puedes establecer una nueva operación. Según Druckenmiller “la parte buena de nuestro negocio es que es completamente líquido y si un día quieres dejar la cartera a cero, lo puedes hacer en un momento".

4 Frases de Stanley Druckenmiller

"Todo el mundo está invirtiendo para el corto plazo, lo que limita sus resultados"

"Hay muchas cosas que funcionan en teoría pero que no funcionan en el mundo real"

"Soy abierto de mente y puedo cambiar mi opinión fácilmente"

"Es difícil ponerse bajista en el mercado de acciones. Suena bien, pero es muy difícil porque estás apostando contra el casino, el gobierno, la industria de inversión y en general todo el mundo que tiene su interés en el lado alcista"

Cristo Viene Ya

««Los pensamientos de una persona en los cielos, hablan más fuerte que sus obras en la tierra». Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. La persona que ora tiene que tener la absoluta convicción de que Dios escucha sus plegarias y de que el Eterno puede hacer todo lo que desee cada vez que lo desee. .

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