Unas reflexiones para inversores
El
método de inversión del idolatrado Warren Buffet, de comprar “un buen
valor” y olvidarse, no es posible para un individuo normal ya que sólo
un multimillonario de su edad puede permitirse algo así, el resto debe
asumir un coste máximo de pérdidas. Pensar que siempre acertaremos no es
realista. Hay que ser humildes con las ganancias –la suerte siempre es
un factor- y asumir las pérdidas con resignación, sin echar las culpas a
otro que no sea uno mismo. Mi punto de vista siempre es el de limitar las pérdidas
¿Por qué? Por la experiencia: hemos visto incluso compañías líderes
como Yahoo, Nokia o Kodak hundirse –literalmente- en bolsa. Asumir una
cantidad (o un porcentaje) máximo de pérdidas limita las pérdidas y
permite volver a disponer de ese efectivo para buscar nuevas opciones.
La idea de que algo según baja de precio más barato es puede ser
cierta en el supermercado pero no en la bolsa. Un valor no es barato
porque su precio sea inferior al de ayer, lo es si mañana está más caro.
Las acciones de Apple comenzaron 2012 cotizando a 405$, en 2 años
habían doblado su precio y sin embargo estaban baratas porque 3 meses
después se podían vender por encima de 600$; por el contrario,
Santander empezó ese año cotizando a 6 euros, habiendo perdido un 50%
de su valor los dos años anteriores y sin embargo estaban caras porque 3
meses después valían menos de 5€. Sé que es muy difícil asimilarlo
porque estamos acostumbrados en nuestra vida cotidiana a pensar que algo
que está más barato que ayer es mejor para comprar que algo que está
más caro pero es que no debemos confundir lo que compramos para consumir que lo que compramos para vender.
En una calle hay dos bares vacíos de similares características y
llega un potencial cliente que se decide por uno de ellos sin ninguna
razón especial, simplemente porque no puede entrar en los dos a la vez.
Al llegar un segundo cliente ve que en uno de los bares hay una persona y
el otro está vacío, por lo que entra en el que ya hay una persona
pensando que habrá elegido ese bar por algo: el precio, un mejor
servicio, lo que sea. El tercer cliente sigue el mismo razonamiento y
piensa que los dos primeros habrán tomado su decisión por alguna razón
sólida y se fía de su criterio. Al cabo de un rato uno de los bares está
lleno y el otro sigue vacío, ya que para los sucesivos clientes cada
vez está más claro que no puede ser casualidad que todos los clientes
estén en uno de los bares y en el otro no haya nadie. La elección al
azar del primer cliente determinó las posteriores decisiones de todos
los demás, que no se pararon a comparar los precios, servicios,
productos, etc. de ambos bares pensando que otros ya lo habían hecho por
ellos. Este ejemplo de la economía real que puede arruinar a uno y
enriquecer a otro es trasladable a los mercados financieros y lo hemos
visto muchas veces. Nunca hay que olvidar que los mercados no son justos y que la suerte siempre está presente aunque a la larga no sea el factor determinante.
No hay métodos milagrosos y hay que desconfiar de
los que los venden. En una ocasión un famoso alquimista escribió una
obra titulada “Crisopeya o arte de fabricar oro” y se la presentó al
papa León X, dando por hecho que una obra que enseña a fabricar oro
tiene un valor inapreciable y esperando ser recompensado generosamente
por hacer entrega de esta información a la Santa Madre Iglesia. Pero el
papa León X le entregó al ilustre alquimista una bolsa vacía en pago por
su obra. El alquimista pidió una explicación al pontífice y este le
contestó: “No te doy la bolsa llena de monedas porque, sin duda, te será
fácil llenarla aplicando tus conocimientos”. Esta anécdota verídica
resume lo que pienso de los que venden métodos para hacerse ricos con el
mercado…si sus métodos son tan buenos, no los ofrecerían.
Otra cosa es la formación que es imprescindible: hay que aprender la
teoría y la práctica (se puede hacer esto último sin dinero, con cuentas
virtuales o simulando operaciones) antes de invertir cualquier cantidad
de dinero real. Merecerá la pena el esfuerzo, es absurdo trabajar tanto para conseguir unos ahorros y luego arriesgarlos sin tener la suficiente preparación para ello.
La humildad es a mi juicio la cualidad más olvidada de las necesarias para invertir.
Intentar ganar dinero en bolsa empieza siempre con una rentabilidad
negativa (las comisiones) y supone comprar un activo del que otro se ha
desprendido y confiar en que otro estará dispuesto a pagar por eso en
poco tiempo más que tú. Es así de básico pero también así de osado. Y
para colmo, además de todos los factores que puede desconozcamos en ese
momento respecto a la inversión que hemos elegido, está el factor
suerte: desde una presentación de resultados de otra compañía diferente a
la que hemos comprado pero que le afecta, a una encuesta empresarial en
Chicago que se hace pública e influye en el precio de nuestras acciones
de una cervecera checa (por poner un ejemplo) debido a la
globalización. E incluso el que nos hayan engañado en las cifras que
hemos manejado a la hora de decidirnos a invertir, como les pasó a los
que hace años compraron Bankia en su salida a bolsa. Hay estadísticas
que dicen que a largo plazo la bolsa suele ser la mejor inversión pero
también hay múltiples ejemplos de acciones que jamás han recuperado su
valor (entre ellas algunas de las más importantes, no penséis sólo en
Terra o Colonial, pensad por ejemplo en Nokia o Citibank).
El que inventó la metáfora de equiparar los mercados bursátiles con
el casino creo estuvo desafortunado ya que pareció olvidar que en el
casino -en la ruleta- se juega contra la banca y la suerte es lo
principal pero en la bolsa se apuesta contra otros participantes y la
suerte sólo es un factor más. Si hubiera que compararlo con un juego yo
lo haría con el póker. Los otros puede tengan más dinero, algunos
incluso hasta pueden tener algunas cartas marcadas, pero es la estrategia y no la suerte lo que puede llevar al beneficio.
Es por eso que año tras año los mejores jugadores de póker, los que
llegan a las finales del campeonato del mundo, suelen ser los mismos.
¿Cómo podría ser así si sólo fuera la suerte? Lo mismo pasa con los
mejores gestores de fondos, a lo largo de una década se ve quién es el
mejor… y desde luego no hay racha de fortuna que dure 10 años. A día de
hoy todos sabemos que en los mercados estamos comprando o vendiendo a
otros que probablemente tengan más dinero y mejor información y
herramientas que nosotros y esas son las reglas que hay…si crees que hay
trampa en este desajuste entre unos pocos y el resto, quizás deberías
seguir el consejo de François Mauriac que dijo una vez “No siento el
menor deseo de jugar en un mundo en el que todos hacen trampa”.
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Juan Carela
El poker y la bolsa: Unas reflexiones para inversores
- jueves, noviembre 17, 2016
- Juan Carela Cristo Viene Ya
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Cristo Viene Ya
««Los pensamientos de una persona en los cielos, hablan más fuerte que sus obras en la tierra». Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. La persona que ora tiene que tener la absoluta convicción de que Dios escucha sus plegarias y de que el Eterno puede hacer todo lo que desee cada vez que lo desee.
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